Parte del Programa de Iniciativas Culturales Juveniles (ICJ)

viernes, 7 de septiembre de 2018

Sobre el poemario «Respirar» de Julio Barco


Por Julia Wong (*)

Palabra y aire, lenguaje y pulmón. Una lírica que rompe con lo reaccionario del término auténtico y local para arriesgar el desboque en la representación de una Lima urbana “on hold”. Hold es una palabra en inglés que se usa en las comunicaciones telefónicas, para aguantar al otro. No se sabe porque le hacen esperar. Si el interlocutor va al baño. Si van a revisar el caso, si hay demasiados clientes esperado, si no les da gana de responder.

Portada y contraportada de Respirar


Julio Barco

Barco, desgarra ese “Hold the line” limeño, (o el aire) reclamando una voz propia pero universal…, para volver a respirar desde un pulmón externo. En el poemario de Julio, Lima se revienta. Ese “hold” que la ciudad pretende transmitir con un señorío arquitectónico contrastando el desencanto de la periferia. Se justifica con la ebriedad y el margen descentralizado a pesar del aire cargado de otros respirantes conmueve…, no sabemos convocar lo que Julio convoca: Aire limpio, entre toda la bruma y alquitrán. Julio respira una suavidad auricular, de una aorta ex-vótica. Pranayama limeño. Del que solo los corazones situados atrás de la espalda, los que reciclan el óxido de carbono y respiran por nosotros.

(*)
Cursó Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Lima, Literatura en la Universidad Católica del Perú, estudios de religiones comparadas en Freiburg, Alemania y Sinología en Alemania. Se dedica a la gestión cultural y la escritura creativa. Publicó los poemarios Historia de una gorda (1992), Los últimos Blues de Buddha (2000), Iguazú (2004), Ladrón de Codornices (2005), Un salmón ciego (2006), La desmineralización de los árboles (2013); Las nouvelles Bocetos para un cuadro de familia (2004) y Doble Felicidad (2010); y los libros de narrativa Margarita no quiere crecer (2007), Lectura de manos en Lisboa (2009).

miércoles, 11 de abril de 2018

Entrevista y selección poética de Alejandro Mester


Entrevista: Alejandro Mester

¿Cómo entiendes la poesía?
La poesía no es una cosa de magia o de alguien superior o dotado. Yo  concibo la poesía  en un proceso creativo en solitario buscando detener el tiempo en cada frase y con emoción contenida en el verso. La poesía y el proceso creativo son en conclusión un medio para entender este mundo y hacerlo más humano; la decantación definitiva de lo  racional y en donde el ser, a través del lenguaje, se sublima para trascender.  

¿Qué fue lo que te llevó a escribir?
Para mí fue un hallazgo que llegó una tarde de abril por una decepción amorosa; lo que no sabía entonces era que lo vivido en mi infancia y adolescencia me llevarían a dar ese paso; fue en un  tiempo en que la buena programación radiofónica de radionovelas y música de boleros, escuchados por mis padres y abuelos, habrían de formar mi gusto por la lectura y en esa revelación maravillosa: mi inicio incipiente de poeta. Considero, alejado de ese tiempo, que el  ambiente familiar formó esa inclinación que me ha llevado a esa búsqueda incansable de tener mi propia voz.

¿Sobre qué te gusta escribir?
El tema amoroso y reflexivo sobre la vida, el paisaje exterior y espiritual de lo humano; aunque el tema amoroso se ha desvalorizado, el amor como un lenguaje universal será un tema recurrente y necesario como un empoderamiento vigente y absoluto de lo humano y de lo existente en general. Las vertientes  son tantas como autores y estoy convencido que en el tema poético habrá que evitar lo cursi y dulzón para explorar nuevas sendas que inviten a la reflexión sobre nuestro tiempo, cuando lo virtual nos está alejando aunque pareciera que nos acerca.

¿Cómo defines tu faceta en este tiempo?
En definitiva todo aquel que se aventura a la escritura, cualquiera que sea el género, estará comprometido a buscar su  propia voz, su poética; su estilo. Esa  ha sido mi búsqueda y el trabajo constante y, por supuesto, también la búsqueda de nuevas temáticas que me obliguen a incursionar y vencer nuevos retos literarios hacia otros géneros, como la narrativa.

¿Qué es lo que propicia tu creatividad?
Generalmente, la contemplación del paisaje y la emoción nacida de él; el amor, la nostalgia y el silencio.

¿Tienes un ritual a la hora de escribir?
A solas, una atmosfera musical, café, cigarros (pocos), pero sobre todo, el espacio y el lugar que  me permitan concentración y fluidez de las ideas. Soy un escritor trasnochado muy a menudo y me manejo más en un ordenador que con una pluma.

¿Tradición o ruptura?
No creo en la tradición fiel y rotunda. La poesía actual siempre traerá ecos y signos de la tradición poética de los grandes maestros y corrientes. De algún modo en esta era cuando la comunicación derribó fronteras y tiempos, ha traído en la poética actual formas y estilos que buscan rupturas simuladas y muy por debajo de lo que el sentido poético estricto exige.  

¿Poesía de la razón o de la emoción?
La emoción razonada sería mi forma y considero que mi poesía se combina de vez en vez. No concibo una poética donde ambos términos encuentren su sentido;  se bifurcan para al final cruzarse.


Selección poética

Poemas del libro Polifonía de la Nostalgia (Viaje Inmóvil, 2018)


"Himno primero" 


He de nombrar a los hombres que se fueron.
Martín
Ulises
Raúl
Yo los saludo
Hombres de corazones jóvenes
Extenuados en la eterna desolación del tiempo
de esta vida asediada
sin hijos que habitaran la tierra
mas liberados:
Los comulgó la muerte
Sus amores buscaron otros brazos
sin saber   son amantes perpetuos
de corazón errante
de lunas inconclusas
Sus libros guardaron el polvo
de anónimas palabras y silencios

Aquí
el sol se empecina en andar
por altos cielos
las flores se convidan beso a beso
con el viento
y el soplo amargo
de este vivir cansado
de este sueño
me ha dado en qué pensar
por qué la muerte
ha olvidado anidar en este cuerpo.

"Balada de otro tiempo" 

Hoy fue un miércoles dichoso:
el árbol de la casa
como todos los días
anidó con el viento
el canto de los pájaros
Mi madre cultivó
en el jardín
                      una flor
perdida en sus recuerdos
y sus canas llamaron otros tiempos
Los niños agrandaron las calles
hacia todos los mundos venideros
un carrito se convirtió en avión y unos guijarros en pan
que no comieron
a las muñecas les nacieron papás y mamás
e hicieron la siesta
Hoy fue un miércoles dichoso
amé a mi prójima como a mí mismo
le di cuerda al reloj de los recuerdos
y lloré por lo bajo
como un buen moribundo
cuando espera la hora de su entierro.

"Diario" 

Sucedió nuevamente,
el sol volvió a su ciclo,
a su cenit de polvo y tierra.

Mis manos se doblegan
al indicio de la palabra
que me permita husmear
bajo la sombra de tu ausencia.

La luna se abrigó
entre la sombra de los cerros;
las lluvias cayeron en la profundidad de flores,
como delgados pétalos oceánicos.

El viento
desplegó su bandera
de alas y de nubes,
el grillo, con pulso de madera
mitigó esta canción,

este silencio.
Alejandro Mester (Tecámac, 1967)

Ha incursionado en diversas actividades en el ámbito cultural y artístico. En 1993 obtuvo el 3er estatal de poesía del 1er Festival José María Velasco con el poemario Tres estudios para lluvia. De ese ejercicio literario se desprenden publicaciones  y ediciones en las que se destaca su obra primigenia Sólo la luz persiste (Relato y poesía) editado en 2003. Su trabajo apareció en la Antología Narradores del Estado de México publicada por el Instituto Mexiquense de Cultura  (2006). En 2008, parte de su obra poética fue incluida en el Mapa Poético de México Del silencio hacia la luz. Actualmente coordina el proyecto de Orquesta Infantil Felipe Villanueva en el municipio de Tecámac.

lunes, 9 de abril de 2018

Entrevista y selección poética de Ayari Lüders


Entrevista: Ayari Lüders

¿Cómo entiendes la poesía?

Cuestionarse acerca de la poesía me parece que es una acción necesaria en todos los tiempos porque la poesía está en movimiento constantemente junto con el desarrollo de la humanidad. No creo que nadie en su sano juicio quiera aventurarse a asegurar qué es la poesía porque es una experiencia propia que depende también de su contexto, lo que puedo decir con certeza es lo que me provoca al leerla y los objetivos que me planteo cuando la escribo. Recuerdo que en una entrevista Cortazar opinó que “la novela gana por puntos y el cuento por knock-out”, eso me hace pensar que leer poesía debe ser una experiencia de vida o muerte. Para mí, cada verso debe tener la misma finalidad que las ecuaciones matemáticas. Es decir, que cada verso debe ser capaz de explicar una parte del universo que nos circunda y nuestro andar humano por este mundo. Busco una poesía libre pero acercada a su momento, a su gente, una poesía de rompimiento: que ponga en duda toda certeza y que construya nuevos lenguajes pues, al final, creo que ese es el primer paso para ser libres.


¿Qué fue lo que te llevó a escribir?

Me enamoré de la poesía desde niña. En los libros de lectura de la escuela siempre prefería la poesía o las canciones: la música siempre ha tenido un papel fundamental en mi familia y creo que lo primero que llamó mi atención es darme cuenta que en la unión de palabras no se necesitan armonías instrumentales para crear sonidos propios o ritmos complejos. Lo segundo fue que una maestra me ponía a escribir cuentos desde los siete años hasta que se dio cuenta que la poesía era lo que más me gustaba, entonces me puso a leer diferentes poetas y comencé a escribir los primeros versos. Tenía un cuaderno en el que anotaba las imágenes poéticas (sin saber entonces lo que era), las palabras, las frases o sonidos (métrica y rima) que me gustaban y luego jugaba a juntarlos como en un rompecabezas o a imitar los poemas que leía. Todo empezó como lo hacen las mejores cosas, como un juego.


¿Sobre qué te gusta escribir?

Creo que el hilo que hilvana todos mis poemas está empapado de un enfoque natural. Los elementos naturales juegan un papel muy importante en mi poesía, sobre todo el agua pero siempre busco una poesía que esté inmersa en la actualidad, no creo que la finalidad de la poesía sea la consigna de ideologías o corrientes filosóficas, políticas o sociales. El compromiso de la poesía es con el rompimiento de paradigmas literarios pero también con la gente de su contexto. No puedo imaginar una poesía que sea indiferente a su tiempo. Por eso, para mí, es importante hablar de los migrantes, de los feminicidios, la esclavitud laboral, el mestizaje en América y la violencia en México, pero también tengo cantos a la creación del universo y a la naturaleza, algunos son más bien cuestiones sobre la existencia. La poesía debe ser de rompimiento y cuestionar, eso es lo que busco.


¿Qué es lo que propicia tu creatividad?

Mis encierros poéticos incluyen muchos libros, soledad y salir a caminar. Me inventé una metodología para escribir poesía, la llamo “lectura dirigida”: leo todo lo que pueda sobre el tema que tengo en mente tanto poesía como artículos y me empapo de imágenes, presto atención a los sonidos, a las tropos, a los campos semánticos, a los colores entonces los comparo, los mezclo en mi cabeza y, una vez que ya lo tengo interiorizado, suelto las primeras líneas. Nietzsche aconsejaba “ no creer en ningún pensamiento que no haya surgido al aire libre y estando nosotros en movimiento”. Me cuesta trabajo escribir en casa así que leo y escribo en diferentes lugares y corrijo caminando. Lo encuentro muy beneficioso, entre otros puntos, porque creo que así puedo sentir físicamente el poema, cada uno tiene su propio ritmo y afecta mi andar. En tanto a la soledad, una vez escribí “Nadie aprende a sobrellevar la soledad por eso hay quienes se enferman de poesía en fase terminal.” La soledad me parece fundamental para la contemplación. La poesía lleva muchas horas de contemplación y reflexión antes de soltar la primera palabra; sin embargo, tengo un taller literario con amigos escritores de mi generación de la escuela de Sogem (Sociedad general de escritores mexicanos) donde, además de recibir comentarios sobre nuestros trabajos, nos dejamos tareas creativas. Creo que es muy importante para todo escritor tener un taller literario. Ayuda a no repetirse, a ver los textos desde otros puntos de vista, a buscar nuevas formas y a tener más precisión.


¿Tienes algún ritual a la hora de escribir?

Me he obligado a escribir en relación a cosas o acciones. Me comparo con los fumadores, escribo en el café de la tarde, escribo en los trayectos largos, en las salas de espera, escribo cuando estoy sola y escribo antes de dormir. Prefiero escribir a mano. Esa relación mental y motriz me parece maravillosa al final es como una forma de dibujar las ideas. Tengo dos cuadernos diferentes siempre. Un anecdotario donde escribo y reflexiono sobre el día. A veces un día se queda en un frase, otras veces se convierte en un poema y otras más se reproduce como virus en varias hojas. El segundo es mi cuaderno del día: es ese que llevo a todas partes y donde escribo sin mucho orden en todos esos momentos en los que escribo o cuando algo ocurre en mi cabeza. Hay que prestar atención a las nuevas conexiones que hace nuestra mente son pequeños chispazos que nos dan ideas nuevas o puntos de vista inexplorados y suelen ser ricos en inspiración.


¿Tradición o ruptura?

La tradición, en el arte, para mí significa “escuela” o “academia” creo que todo arte debe ser de ruptura. Personalmente no soy asidua de los experimentos literarios presentados como la obra en sí. Yo creo que el artista debe hacer mil bocetos, experimentar en su taller todas las horas necesarias con todas las herramientas que pueda y luego presentar el resultado. Lo más importante siempre será la obra y lo que le funciona. Cada obra tiene su propio lenguaje, hay que encontrarlo y respetarlo. Si el lenguaje propio del poema es tradicional por alguna razón, hay que explotarlo y sacarle el mejor partido posible. Pienso que la obra debe ser libre hasta del artista y no estar presa en sus vicios literarios o egos.


¿Poesía de la razón o poesía de la emoción?

Hace unos días hablaba con mi amigo poeta Ruben Abel de este punto. Creo que las dos son importantes para la poesía. No puede hacerse un poema anegado de sentimentalismo egocéntrico con el afán de “desahogarse” sin tener una reflexión. No creo que esa sea la función de la poesía, sino una poesía que construya la emoción para que el lector pueda sentirla para ello se necesita de inteligencia psicológica, emocional y lingüística. Se necesita reflexión y esa es la labor del poeta, poder generar estas ecuaciones que nos acercan más los unos a los otros cuando descubrimos que todos somos iguales, todos somos uno.


¿Qué aspecto cambiarías de la poesía de tu generación?

No sé qué es la poesía de mi generación. Creo que hay todo tipo de poetas en todas las épocas, sin embargo las clasificaciones son importantes para los libros de historia y entender generalidades. Si bien es cierto que actualmente, en este mundo neoliberal, lo que está en voga son los poetas de instagram, los poetweets, los slams de poesía y la poesía juvenil vendida en alta escala por la mafia de las grandes editoriales, también creo que hay poetas que están haciendo cosas interesantes y buscando nuevas formas. Yo no estoy en desacuerdo con esos poetas de verso fácil y sentimentalismo digital, creo que son parte de esta exploración a la que me refiero que debe hacer todo artista, hay que usar las nuevas herramientas, probarlas y entonces encontrar nuevos lenguajes para hacer que la poesía esté impregnada de libertad.

Selección poética


En la contraventana

Las golondrinas
vuelan desde la iglesia
vestidas de antiguo luto
y vienen a estrellarse
una y otra vez
en la contraventana
no han dejado de golpear
una y otra vez
las escucho dolerse
una y otra vez
aletean
golpean
chillan
sus alas se confunden
con la noche
y sus blancos pechos
se aplastan
una y otra vez
en la madera
Déjenme dormir
les queda luna
los árboles
el río
ya es tarde
mi soledad me espera
una y otra vez
para tenderme
en mi obscuridad
déjenme desvelarme
una y otra vez
sin tener miedo
que he quitado
los espejos
para no verme
una y otra vez
morir lentamente,
Las golondrinas
chillan
una y otra vez
quieren atravesar
la contra ventana
dentro, lloro
una y otra vez
¡van a morir
y yo quiero estar sola!



Testigo

Desde un balcón de nube,
expectante la luna miraba
y trepando desde el río
subiste, aire,
a mi pecho jaula.
Misterios de agua
cantaste a mi boca
y el pozo de mi garganta
atravesaste sin miedo.

Te tengo de cierto,
viento helado.
Te tengo atrapado
en un respiro de vida.

Amanecerá en el puente
y de mí te libero
con un suspiro de vida:
manumitido de mí
me llevas ligero.
Serás un respiro
que vivirá en el tiempo.

Lo sabe la luna,
que ha visto la muerte.
Alguna noche de mí
serás todo sin serlo.
Lo sabe el río
que todo se lleva.
Lo sabe el puente:
testigo implacable.


Arrullo

Arrullada por el aire
suspira la ciudad indómita.
Se avalancha la lluvia
sobre el lago fantasma
y el llanto ancenstral
de la montaña corre
por las venas entubadas:
arroyo perene que vuelve
a la anchura fina de la calle.
Eco de lluvia en la ventana
llanto diáfano del cielo.
Vuelven los ríos y los lagos
a la orilla invadida de cemento.
El árbol muerto en otro tiempo
sacude el otoño de otros años
en la calle irrumpida de tormenta
surca la vena fantasma de río.
¿Cuantás lluvias demanda la tierra
para curar las grietas
con un arrullo de aire?

  
Morir de tempertad

Se descose mi alma
en llanto seco.
Yo muero con los días
perforados de balas.
He sobrevivido tras la mordaza:
ilusión digital que calla
el canto de todos los pueblos.
Con la luna crezco y me levanto
al pie de la montaña vaciada de oro
que reta a morir de tempestad
ya estando muerta.


Antiguo soneto para antigua guerra


A los niños nacidos entre fuegos

Caen en casas caóticas balas
campo que clama que llegue la calma
plomo al soldado, con plomo los niños.
Escapa el pasado, polvo que vuela

Hullen las aves, avisan la muerte
tiembla la tierra y el cielo estalla.
La rabia mata, es bomba la que ladra
mordiendo la vida nariz al piso.

Bombardeo de llanto a borbotones
bocas que callan, voz adormecida
por el silencio trémulo del miedo.
El silencio es vida si no se escucha.

No se hulle de lo que ya no existe
la tierra de escombros no es mi tierra
la calle que no va, tampoco vuelve.

No se puede olvidar lo que no nombra
el inombrable temor que aquí nace
germina lo infértil cuando se muere.



Ayari Lüders es originaria de la Ciudad de México. En sus primeros años incursionó en el arte dramático como actriz para la compañía Cesar Balcázar Producciones y en los talleres de actuación de CADAC y la ENAT. Estudió la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad del Valle de México, el Máster en Escritura Creativa en la Universidad de Sevilla y el Diplomado para Escritores en la escuela de la Sociedad General de Escritores de México. Sus poemas han sido publicados en diferentes antologías y en revistas literarias. Actualmente imparte talleres de redacción y teatro como también realiza actividades para la difusión de la poesía mexicana.